lunes, 7 de noviembre de 2011

Dios tiene el control.

Me dirigia a mis labores diarias, casi todos los días de la vida me transportaba a caballo hacia el lugar de mis labores, recuerdo que ese día, esperaba tranquilo que pasara alguien con un caballo para contratar los servicios de transporte y tambien recuerdo que costaba solo 2 monedas de bronce, en un abrir y cerrar de ojos, el lugar donde esperaba se convirtió en un caos, una pareja que iba a caballo por poco caen al suelo, todas sus pertenencias cayeron expuestas a las manos de los espectantes, casi al mismo tiempo vi dos elefantes que montaban un grupo de personas, que venian por el camino, que resoplaban fuerte con ganas de enfrentarse, las  personas presentes gritaban y corrian de miedo, en mi espina dorsal sentí una corriente muy similar a los escalofríos, y la piel se me herizó, entonces entendí que el enemigo estaba cerca.

En ese momento, me encomendé al Señor, le entregué el lugar, le entregué mi vida, para que él tomara el control de la situación, pasaron un par de minutos y todo se calmó. Así que me dispuse a contratar un caballo para que me llevara, vi pasar un caballo castaño y grité a su dueño, necesito sus servicios me dirijo al palacio del complejo conocimiento, me dijo que hasta allá no iba, pasó otro caballo alazán y tambien exclamé a su dueño, necesito ir al palacio del complejo conocimiento, de la misma forma me respondió: A ese lugar no puedo ir, no tengo tiempo, detrás de este caballo venia uno de color negro, y tambien le pregunté al dueño, recibiendo la misma respuesta de los dos anteriores, depronto vi un caballo blanco y al dueño pregunté si me llevaba al lugar donde iba, y sin pensarlo dos veces me dijo que si, que subiera. 

A medio camino, me encontré al caballo castaño, enterrado en el fango en graves problemas, y a su dueño atrapado, más adelante me encontré con un alboroto, muchas personas reunidas todas exclamando de miedo, el caballo alazan se habia desbocado y su dueño habia caido al suelo quedando casi muerto, y por último casi llegando al palacio encontré que al dueño del caballo negro en el suelo moribundo, porque habia robado un día antes a unas personas y para detenerlo fue necesario tumbar al caballo.

Mientras yo llegue sano y salvo en el caballo blanco al palacio, por más que el enemigo esté cerca, por más que quiera destruirte, si pones el control de tu vida en la manos de Dios, él enviará un caballo blanco para que te lleve sano y salvo al palacio del complejo conocimiento. Gloria a Dios!

No hay comentarios:

Publicar un comentario